Los agroalimentos de la Argentina al mundo en 2030

Más de 40 oradores provenientes de ocho países y de cuatro continentes se presentaron en el seminario de reflexión estratégica y académica sobre la seguridad alimentaria global y la bioenergía de los próximos 15 años. 

El 12 y 13 de abril se llevó a cabo el simposio “Del Sur al Mundo en 2030, Seguridad Alimentaria Global y Bioenergía”, en el Auditorio del Centro Cultural de la Ciencia, del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (CABA), organizado por la Cátedra de Agronegocios y el Departamento de Bioeconomía, Políticas Públicas y Prospectiva (BIOP3) de la Facultad de Agronomía de la UBA, en coordinación con embajadas, empresas y conferencistas de China, India, Israel, Francia, Angola, Kenia y Sudáfrica, y destacados expertos nacionales.

Más de 40 oradores del sector público y privado se presentaron en el seminario que tuvo como eje principal plantear las estrategias para estudiar cómo agregar conocimiento a los productos que exportamos. Fue un ámbito de intercambio y reflexión donde se analizaron las oportunidades que brindan los agroalimentos producidos en la Argentina, en un mundo cada vez más entrelazado y en constante cambio.

“El conocimiento es el elemento central en este escenario: agregar conocimiento e inteligencia a los productos exportados requiere fuertes inversiones en la infraestructura, industria y servicios, y recursos humanos que permitan aprovechar al máximo las oportunidades en un ambiente económico, institucional y adecuado para un mundo fuertemente competitivo. Para lograr estos propósitos es imprescindible un trabajo en conjunto que impulse el desarrollo de más tecnología”, explicó el Ing. Agr. Fernando Vilella, director de BIOP3 de la FAUBA.

De este modo, pensar en escala global y a largo plazo fue el foco que pusieron los especialistas para aprovechar la gran demanda mundial de alimentos, generar bioenergía e iniciar el desarrollo de moléculas farmacéuticas basadas en la biodiversidad de sus recursos naturales.

“Seguimos en la senda de lo que nos hemos propuesto hace algunos años de pensar para adelante y ver cuáles son las oportunidades que ese futuro y ese mundo genera para la Argentina. Alimentar a la creciente población, que cada vez será más urbana, solo se logrará con mayor productividad a través de la intensificación del uso de la biotecnología, que también reduce el uso de agroquímicos, generando ahorro ambiental”, aclaró Vilella.

El seminario, organizado por tercer año consecutivo, contó con el aval institucional de la Facultad de Agronomía de la UBA: el Consejo Directivo consideró que en este ámbito de discusión se da un entrecruzamiento rico entre lo académico, el sector público y privado, lo que permitirá encontrar soluciones a las necesidades planteadas para nuestro país.

La Bioeconomía como estrategia de cambio

Sin duda, la Argentina tiene un gran potencial de recursos naturales para intensificar su explotación agroalimentaria de manera sostenible y colocarse, así, en un lugar preponderante en el mundo como proveedor de alimentos con agregado de valor. Para poder llevarlo a cabo, además de combinar buenas prácticas agrícolas, es necesario generar acuerdos comerciales con políticas que financien el agregado de valor local y una infraestructura acorde, en una economía amigable con el medio ambiente y la biodiversidad.  

“El crecimiento agroalimentario de la Argentina, potenciando la bioeconomía, puede ser la base de un crecimiento armónico, sostenible desde lo social y económico, dejando de ser el granero del mundo para llegar a ser el supermercado del mundo”, explicó el Ing. Vilella.

En este sentido, durante la disertación el decano de la Facultad de Agronomía de la UBA, Dr. Rodolfo Golluscio, se refirió a la bioeconomía como una de las estrategias de cambio de paradigma de la producción.

“Los sistemas productivos del país y del mundo están aprisionados por dos brazos de una tenaza: la demanda creciente de alimentos, relacionada al aumento de las capas medias de la población; y por otro lado, la producción que se rige por los mismos paradigmas que conducen a un agotamiento de los recursos naturales no renovables y a la sobreexplotación de los renovables, como el agua por ejemplo. Hay que cambiar el paradigma de la producción”, aseveró.

De este modo, para el Dr. Golluscio el rol de la Universidad es clave. “En particular en nuestra Facultad hay una promoción muy sólida de la ecología y la comprensión de los funcionamientos de los ecosistemas. Además, tenemos grupos de investigación que están trabajando activamente en muchos puntos relacionados a la bioeconomía: no sólo en la biotecnología, sino también, los biocombustibles, bioinsumos, etc. Hay muchas estrategias que están en mayor o menor cercanía a ser aplicadas productivamente y creo que ese es el camino que va a permitir a la sociedad generar los conocimientos que hacen falta para desprendernos de esa tenaza”, explicó.

Y el decano cerró: “Nuestro deber es generar conocimiento para que la bioeconomía ocupe un lugar mayor en la economía nacional y estamos convencidos de que la Universidad puede jugar un papel esencial en la generación de esos conocimientos. Pero el conocimiento solo no llega a cambiar las cosas si no hay una interacción efectiva entre el mundo académico y las empresas privadas y organismos oficiales. En ese sentido, este evento tiene puesto el foco en la interacción entre lo público, lo privado y lo académico y ese es el camino que hay que transitar”.

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Sobre el autor

Esp. Lic. en Comunicación Social