Visitantes Florales de la FAUBA

Abejas

Las abejas pertenecen al orden Hymenoptera, grupo en el que también encontramos a las avispas y las hormigas. Hymenoptera quiere decir “alas membranosas”, y el término proviene de dos palabras griegas “hymen” que significa membrana y ptera que significa "alas". Las abejas conforman un grupo monofilético que se originó a partir de un grupo de avispas. Debido a su característico ciclo de vida (ver más adelante), podría decirse que las abejas son “avispas vegetarianas” ya que dejaron de cazar presas para alimentar a sus larvas y comenzaron a aprovisionar sus nidos con polen y néctar. Esta alta dependencia por el polen, las obliga a ir a las flores por lo cual las hembras han desarrollado numerosas estructuras para colectar y transportar el polen hasta el nido.

¿Cuántas especies existen?

Si bien la abeja doméstica (Apis mellifera) es la especie más conocida, en el mundo hay más de 20.000 especies de abejas. Argentina es uno de los 7 países del mundo con mayor diversidad de abejas y en nuestro país habitan más de 1200 especies de abejas silvestres, incluidas en 5 familias: Apidae (abejorros, abejas sin aguijón, abejas de las orquídeas, abejas aceiteras, abejas de antenas largas), Megachilidae (abejas cortadoras de hojas, abejas de la resina, abejas cardadoras de lana), Halictidae (abejas del sudor), Colletidae (abejas enmascaradas, abejas celofán), y Andrenidae (abejas mineras). En el predio de la facultad hay registradas más de 70 especies de abejas. 

¿De qué se alimentan?

El polen es el alimento principal de las crías, mientras los adultos se alimentan de néctar que liban de las flores con su lengua especializada. Las hembras presentan diversas adaptaciones para colectar y transportar el polen a su nido. El polen colectado es depositado en una región denominada escopa. En algunas especies, como la abeja doméstica, las meliponas y los abejorros, la escopa esta modificada en una corbícula. Generalmente, la escopa tiene pelos modificados (pelos ramificados, plumosos, etc.) donde el polen queda adherido, y en la mayoría de las especies está localizado en el tercer par de patas. Otras especies tiene la escopa en el área ventral del metasoma (también conocido como abdomen), y hay algunas que incluso lo llevan en el buche. 

Algunas especies de abejas alimentan a sus crías con polen de un gran número de especies vegetales, y se las conoce como polilécticas (o generalistas), mientras que las crías de otras especies necesitan alimentarse de polen de un grupo de plantas (en general, del mismo género, tribu o familia) por lo cual las hembras colectan polen sobre estas plantas, y se las conoce como oligolécticas (o especialistas). Muchas veces, el polen de estas plantas aporta aminoácidos esenciales para el desarrollo viable de las larvas.

Gracias a su rol como polinizadoras, las abejas permiten la conservación de muchas plantas nativas, y por ende, los ecosistemas. Se estima que el 70 % de los cultivos que consumimos habitualmente dependen en mayor o menor medida de las abejas para producir frutos, como por ejemplo manzanas, peras, arándanos, frutillas, berenjenas y tomates. Particularmente en el caso de las solanáceas, que presentan anteras poricidas, es sabido que la abeja doméstica no es un polinizador eficiente. Para una correcta liberación del polen de esta estructura, es necesario que el insecto haga vibrar la antera de una manera particular. Las abejas capaces de realizar este movimiento, conocido como “polinización por vibración” o en inglés “buzz pollination”, son precisamente varias especies de abejorros y abejas del sudor, entre otras. Así, si bien la abeja doméstica es el principal polinizador de muchos cultivos, la contribución de las abejas nativas en la producción de alimentos es crucial, por lo cual es necesario aplicar medidas de conservación de la biodiversidad en los agroecosistemas. 

¿Cómo se reproducen?

Las abejas son insectos holometábolos, lo cual quiere decir que del huevo nace una larva, que pasa por distintos estadios larvales, un estadio de pupa, y luego emerge el adulto. Este ciclo es similar al de las mariposas, a diferencia que en las abejas la larva no es de vida libre, sino que se desarrolla en una celda de cría dentro del nido. Lo cual quiere decir que todas las abejas que vemos volando son ejemplares adultos. En regiones de clima templado, la época reproductiva ocurre durante la primavera y el verano, acompañando la floración de las plantas. En otoño-invierno hay especies que hibernan en su estadio larval, mientras que otras lo hacen en estado adulto, en el nido donde nacieron o algún otro refugio.

Aunque las especies más conocidas (abeja doméstica, abejorros y abejas sin aguijón) son especies sociales, la gran mayoría de las especies de abeja vive de manera solitaria, es decir, que un hembra adulta copula con uno o unos pocos machos, y luego sola se dedica a la construcción del o los nidos sin ninguna ayuda. Los nidos son un grupo de celdillas que la hembra construye; en cada celdilla coloca una masa de polen, néctar (o algún otro recurso), y un huevo antes de cerrarla. Los nidos de la mayoría de las especies de abejas están debajo de la tierra, y otros en cavidades preexistentes en árboles, cañas o ramas secas, o, en las ciudades, también hacen uso de estructuras construidas como grietas en paredes, marcos de ventanas, y cerraduras viejas. Algunas abejas, como las abejas carpinteras (o mangangá) pueden agujerear con sus mandíbulas generando galerías en madera dura en estado de decadencia. En la mayoría de los nidos en el suelo, las celdillas son revestidas por compuestos hidrofóbicos que secretan las hembras para impermeabilizarlas, y así evitar que las larvas se ahoguen con el agua que percola por el suelo después de las lluvias. En cambio, en los nidos construidos por encima del nivel del suelo, las hembras suelen utilizar materiales vegetales y/u otros para revestir las celdillas y tapar la entrada del nido. Las especies de la muy diversa familia Megachilidae usan diversos materiales; algunas especies usan hojas o pétalos de flores, a veces acompañado con barro; otras usan resinas y tricomas (o pelos) vegetales. 

Además de las abejas sociales y las solitarias, hay grupos que parasitan nidos de otras especies de abejas. Hay distintos tipos de parasitismo, pero las más comunes son las especies cleptoparásitas. Estas especies no construyen nido, sino que buscan los nidos de especies huéspedes y ponen sus huevos en las celdillas construidas o en construcción (mientras la hembra huésped está fuera del nido). Estas abejas no colectan polen, por lo que no tienen escopas y tienen más apariencia de avispas que de abejas.